Bolsonaro no es San Luis Rey de Francia, claro.
Y a muchos puede darles desconfianza el apoyo judío y norteamericano.
Vale.
Apoyo o “semi-apoyo”, de lo contrario no hubiese recibido una cuchillada en plena calle a la vista de todos… Que Kennedy no vivió para contarlo…
Todavía es pronto para hacer análisis completo. Es cierto. Pero eso no impide pensar sin apriorismos. O al menos aquí, donde no somos conspiranoicos.
Vengan mientras tanto dos cosas: por un lado, este excelente artículo aparecido hace más un mes en Corrispondenza Romana donde analiza, entre otras cosas, cómo Bolsonaro ganó con el apoyo del protestantismo y del catolicismo tradicional brasileño, a pesar de que gran parte del episcopado, en su mayoría plegado a la Teología de la liberación.
Por otro, el análisis del excelente discurso de Ernesto Araújo, católico practicante y flamante Ministro de Relaciones Exteriores que en su asunción no se privó ni de rezar el Ave María en lengua tupí, ni de citar al Beato José de Anchieta y al Quijote, amén de comenzar su intervención leyendo algunas frases del Evangelio de San Juan, en griego…
Les dejo el vídeo en portugués; vale muchísimo la pena (habla lento, así que se entiende bastante).
Para los indulgentes, vengan algunas frases traducidas al paso por este servidor:
- “No estamos aquí para trabajar por el orden global”.
- “La verdad está en los que siguieron las banderas de sus reyes y santos”.
- “Nuestra política cristiana se está atrofiada por el miedo de ser criticados”.
- “No buceemos en esa piscina sin agua que es el orden global”.
- “Por mucho tiempo Brasil era un país que hablaba para agradar a los administradores del orden global. Queríamos ser un buen alumno en la era del globalismo”.
- “Admiramos a los que luchan por sus patrias,como a Israel, que no dejó de ser una nación porque no tenía suelo; hoy nos encontramos con algunas naciones que, teniendo suelo, iglesias y castillo, no quieren ser nación. Por eso admiramos a Estados Unidos porque defienden su bandera y dan culto a sus héroes. Admiramos a la nueva Italia, a Hungría y a Polonia, a los países latinoamericanos que se liberaron del Foro (izquierdista) de Sao Paulo y a quienes luchan contra la tiranía en Venezuela".
- “El problema del mundo no es la xenofobia, sino la oikofobia, el odio a la propia casa, el odio al propio pasado”.
- “Debería preocuparnos también la teofobia, el odio a Dios… canalizado por la agenda global.
- “Para destruir una edad es necesario acabar con las naciones y apartar a los hombres de Dios”.
- “Los que dicen que no hay hombres ni mujeres son los mismos que dicen que no hay derecho a cuidar las fronteras”.
- “La lucha por la nación es la misma lucha por la familia, por la vida y humanidad, en su dignidad infinita de creatura”.
En fin; habrá que ver qué pasa en el futuro. Pero por ahora tanto liberales como izquierdistas están que trinan y por diferentes motivos, claro. Porque al menos el discurso no va ni con los Maduro ni con los Macri de turno.
“Veremos", dijo el ciego, eso sí: si no se tropieza de nuevo con un cuchillo…
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
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