Con la dimisión simultánea de los portavoces de la Santa Sede pasa una oportunidad de hacer más ágil y profesional la comunicación vaticana. Esa es la opinión, entre otros, de John Allen, quien cree que el problema no está en la renuncia, sino en lo que, a su juicio, la ha provocado.
Greg Burke, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y Paloma García Ovejero, vicedirectora, fueron nombrados a la vez, hace dos años y medio, y han presentado la renuncia el mismo día, el 31 de diciembre pasado. Ambos son periodistas conocidos en Roma.
Él fue corresponsal durante cerca de 20 años de medios norteamericanos: primero, del National Catholic Register, y después, de Fox News, hasta que en 2012 pasó a trabajar para el Vaticano como asesor de comunicación de la Secretaría de Estado. Ella estaba al cargo de la corresponsalía de una cadena española de radio, la COPE, desde 2012.
Burke comenzó su trabajo en la Santa Sede a propuesta de Mons. Peter Bryan Wells, también estadounidense, que a la sazón era asesor en la sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Wells consideraba necesaria la ayuda de un profesional del periodismo para orientar la comunicación vaticana, especialmente en ocasiones difíciles como el entonces reciente caso “Vatileaks”.
Rafael Serrano
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Juan Ramón Domínguez Palacios
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