Me ha impresionado. Hace un rato he celebrado en la misa de hoy la memoria de San Francisco Javier. Al comenzar la celebración, hoy con cinco personas en mi parroquia de Braojos, les he leído la pequeña nota biográfica que aparece en el libro de la sede. He de reconocer que me ha impactado el final: “murió en 1552, con los brazos cansados de bautizar”.
Hace algunos años un obispo, creo, en la selva, se mostraba orgulloso de que en años no había bautizado ni a un solo indio. Hoy cuántos tenemos felices en sus labores solidarias y asistenciales, pero sin un solo bautizo. La cosa del respeto, ya saben.
Algo falla. Alguien está completamente equivocado. Si lo que hizo San Francisco Javier, si lo que hicieron los grandes misioneros de América era lo que había que hacer respondiendo al mandato de Cristo de ir por todo el mundo, enseñar y bautizar, entonces los que se limitan a la cosa esa de la solidaridad son no unos cretinos, sino unos mal nacidos que están privando a muchos hombres del conocimiento de Cristo.
O al revés. Si realmente lo que hay que hacer es limitarse a la solidaridad porque enseñar el nombre de Cristo es faltar al respeto, prostituir su inocencia y occidentalizar a la gente, entonces San Francisco Javier, que predicó el evangelio en tantos lugares debe ser arrancado del grupo de los santos para pasar a engrosar las filas de genocidas y opresores de la humanidad.
La respuesta me la sé: eran otros tiempos. Claro. Tiempos en los que a un san Francisco Javier le importaban un bledo, un comino y un pimiento de la ribera navarra esas bobadas de que conocer a Cristo es faltar al respeto. Tiempos en los que un san Francisco Javier se pasaba por el forro de su sotana lo políticamente correcto, lo que se lleva. Tiempos en los que el nombre de Cristo lo era todo hasta dar la vida, olvidarse del castillo y marchar a tierras lejanas porque la urgencia del anuncio no admitía dilaciones.
Para hodiernos cantamañanas eclesiales san Francisco Javier era un fundamentalista incapaz de admitir cuánta parte de verdad tienen las demás religiones, tan raro y tan poco dialogante que no siquiera se puso a aprender budismo o a realizar ejercicios de yoga, en prueba evidente de su falta de tacto espiritual y desprecio a culturas milenarias.
¿Hace falta que siga? Santo y patrón de las misiones. Por cierto, para estos mismos cantamañanas, mejor que se supriman…
Lo de la permanén…
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