Cáritas. No podemos permitirnos una fractura entre dirección y voluntarios

De vez en cuando uno lee declaraciones y manifiestos de una cosa llamada algo así como plataforma de ONGs católicas, o red de inmigrantes con derechos o cosa similar, que integran Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, y la Comisión Episcopal de Migraciones.

Para empezar, luego sí, ni siquiera voy a entrar en sus declaraciones. Pero sí en un punto que me preocupa y me joroba. Y es que a un servidor jamás le ha preguntado Cáritas qué piensa al respecto.

Desde que fui ordenado sacerdote he trabajado en Cáritas de la parroquia con todo mi empeño. No solo en la parroquia. Durante años incluso fui sacerdote coordinador de Cáritas de mi arciprestazgo, y me siento muy orgulloso de que fuera mi parroquia de la Beata Mogas la que abriera el primer economato de Cáritas de la archidiócesis de Madrid. Es decir, que llevo a Cáritas en mi ADN sacerdotal y en lo más profundo de mi corazón.

Dicho esto, a mí jamás me ha preguntado Cáritas qué pienso a la hora de hacer un folleto o una declaración sobre inmigración, el cambio climático, el problema de la vivienda o las familias que no llegan a fin de mes. Ni a mí ni a ninguno de los voluntarios que conozco y con los que tanto he trabajado. No solo es que no os pregunten, es que no nos reconocemos en los manifiestos y materiales que Cáritas presenta como tal, al punto que son ya demasiadas veces las que voluntarios de Cáritas no solo no comparten algunas de las cosas que Cáritas dice, sino que directamente tienen una visión de las mismas del todo contradictoria. Esto, en teoría política, que no es el caso, recibiría el nombre de fractura entre la dirección y las bases, o al menos algunas bases.

El mayor y mejor tesoro de Cáritas son los voluntarios que en el último rincón, la más desconocida parroquia, el barrio más problemático o la residencia perdida, llevan el amor de Cristo con unos corazones que no les caben en el pecho. Voluntarios de esta sierra madrileña que se hacen kilómetros para visitar, acompañar, socorrer. Voluntarios que en una gran ciudad dejan su vida, su tiempo y sus fuerzas en sacar adelante un economato o un despacho de acogida. Triste que repartas un folleto recién llegado, un subsidio de formación o encuentren un manifiesto en la prensa y te pregunten cómo es posible que Cáritas diga esas cosas. Fractura cabeza – bases.

No entro en cuestiones concretas, pero sí constato que esto pasa, y si pasa, algo no va bien. No podemos tener cursos y más cursos en los que se insiste en colaborar, aprender a trabajar unidos, la actividad de conjunto, y luego descubrir que las grandes acciones, los grandes mensajes en los medios, el material de divulgación se hace en otro nivel son contar con los de abajo. Y ojo, que cuando hablo de abajo hablo de curritos de a pie, algunos muy bien preparados y con las ideas más que claras.

Al final lo que pasa es que la gente trabaja en sus parroquias como buenamente puede, y de ahí para arriba va generando una actitud de sospecha y no fiarse que no es para nada conveniente. Es mi impresión. Simplemente eso, y no es buena cosa.

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06:56

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