Estoy leyendo el libro del médico que atendió a Franco en la etapa final de su vida. Y quiero copiar estos párrafos. Los subrayados en granate son míos. Un médico de la Seguridad Social que no tenía ninguna adscripción política y que, por una serie de razones (que él explica en el libro) acabó encargándose de su atención sanitaria:
"Hasta ahora he callado, de una manera sistemática, todo lo que significó mi asistencia personal al Generalísimo. Las circunstancias externas, con las que se está manipulando de una manera clara y terminante a la opinión pública, en el sentido de crear un ambiente negativo para el hombre que llevaba dentro Francisco Franco, me obligan a cumplir con un deber de conciencia. Por eso se escribe este libro.
Deber de conciencia es defender la memoria humana del hombre que he conocido, un hombre que no hizo más que demostrar de una manera constante su entrega total al servicio de los españoles, de España, de su concepto de la grandeza, de la nobleza y de la religión católica.
Si me callo y me sorprende la muerte antes de contar lo que he vivido, creo que estaría en pecado de omisión. Una cosa es callar por discreción y otra callar por cobardía en la defensa de los hombres que depositaron su confianza en nosotros como personas de conciencia".

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