Ha vuelto "Juego de tronos", que no sé lo que es (y sospecho que tal ignorancia me honra). Ha vuelto de su largo retiro en Galapagar el Pablo de toda la vida. Volvió a los quioscos Julian Assange, el rubio de WikiLeaks, aunque sin su gato-espía, que le fue requisado por Scotland yard, la poli del Reino Unido. Con la lluvia de abril volvieron las oscuras golondrinas que arrancaban suspiros líricos a mi amigo Gustavo Adolfo. Volvió la nieve de improviso cuando nadie la esperaba y también las campañas electorales, que lamentablemente nunca se fueron del todo. Yo mismo he regresado a Madrid después de 6 años de pinos y pájaros.
Ya soy otra vez un cura urbano. Ya respiro el aroma nutritivo del dióxido de nitrógeno y gozo de los entrañables atascos de la Villa y Corte. Ya tengo un colegio lleno de niños y un bate de béisbol que me trajeron los Reyes como arma defensiva.
Ahora solo me queda poner en órbita este globo. ¡Pobre aeronave, trasnochada y rancia! La he encontrado olvidada y cubierta de polvo, en el rincón donde dormitaba el arpa de Bécquer. ¿Podrá volar otra vez?
Tomemos carrerilla. Tal vez dentro de unos días, con la Pascua florida…
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