Comentarios



El blog puede convertirse en un ágora del siglo XXI donde discutir temas con profundidad y provecho.

Voy a comentar algunos de vuestros comentarios a mi post de ayer.

Primero
Ya se ve que algunos comentaristas están versados. Lo tuve en mente, aunque no lo mencioné, pero venían totalmente a cuento las citas del Levítico que “Mirada Contemplativa” hizo acerca de las prescripciones que Dios mismo estableció para su sacerdocio. “Mirada” y yo insistimos: normas que Él mismo instituyó. Las podéis ver en los comentarios de ayer o en Levítico 21.

“Mirada escribía también”:

La Sagrada Eucaristía es el culto por excelencia a la Santísima Trinidad, y este culto no se puede llevar a cabo ni en lo espiritual ni en lo temporal de cualquier manera

Totalmente de acuerdo. De cualquier manera, no.

No es lo mismo un acto devocional que un acto de culto. Y menos el acto de culto por excelencia.

Segundo
Ike comentaba que conocía un sacerdote con un defecto físico. No es lo mismo que alguien ya ordenado sacerdote sufra un notable defecto que no que lo tenga antes de la ordenación. Además, aquí no hablamos de cualquier defecto físico, sino de un defecto que, por ejemplo, produzca repugnancia, de algo que sea un desdoro para el honor que debe rodear el servicio al altar.
Por ejemplo, un varón cuyo rostro estuviera completamente cubierto de verrugas (y fuera una enfermedad incurable) no debería ser ordenado.
Imaginemos un varón cuyo rostro fuera deforme. Si su aspecto es tan impresionante que va a redundar en desdoro del culto, no debería ser admitido al sacerdocio.

Un varón con una muy notable obesidad, tampoco. O un hombre de maneras excesivamente afeminadas.

Sería distinto si un presbítero engorda una vez ordenado o si su rostro se cubre después de una fea enfermedad cutánea. Mientras pueda ejercer el sacerdocio de un modo digno, podrá continuar en el servicio al altar. Pero si ya no pudiera, ejercer sus funciones con dignidad, incluso ya ordenado, deberá asistir al acto de culto sin pretender ser colocado en un puesto central a la vista de todos.

Tercero
Si solo hubiera un sacerdote en toda Mongolia, y solo él pudiera proveer de la Eucaristía a las comunidades católicas, podría celebrar misa en su lecho.
También un sacerdote puede dar una absolución colectiva en un barco que se hunde en mitad del mar.

Evidentemente, ya conocía el capítulo de la misa en la celda del cardenal Van Tuan y otros casos de prisioneros en diversas épocas. Como escribió sabiamente Maribel: Todos los curas han leído a Van Thuan. O como dijo Πόντιος Πιλάτος (Pilato) a los פרושים (los fariseos): Yo también sé griego.

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09:59

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