Sínodo, el Papa cuenta qué paso (de verdad)

Sobre la pasada asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, y los temas en ella tratada, corrieron “ríos de tinta”. Se dijo tanto, se escribió mucho, se discutió más. Abundaron las reconstrucciones de todo tipo. En este mismo espacio intentamos ofrecer una explicación armónica de lo ocurrido dentro y fuera del aula episcopal. También existieron versiones superficiales y parciales, que perpetuaron la confusión y sembraron el desconcierto. Ahora el mismo Papa intervino en el debate y dejó en claro cómo fueron las cosas.


images Francisco aprovechó la audiencia general, celebrada la mañana de este miércoles en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Anunció que, a partir de hoy y en los próximos meses, reflexionará semanalmente sobre el tema de la familia. Para iniciar dedicó enteramente su discurso a repasar lo ocurrió en el Sínodo y desmontó, uno a uno, los argumentos falaces que circularon en algunos medios de comunicación. Lo hizo exponiendo simplemente la verdad.


Así quedó claro que no hubo censura a los obispos, que todos los padres sinodales fueron invitados a hablar con libertad, que la sala de prensa del Vaticano no distorsionó la información, que hubo diferencias de opinión e incluso algunos “hablaron fuerte”, pero aclaró que “el Sínodo no es un Parlamento” donde se puede hablar de partidos en conflicto, sino “un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda obrar”. Por la importancia fundamental de lo dicho por el Papa, a continuación reportamos su discurso de este miércoles.


LES QUIERO CONTAR LO QUE FUE EL SINODO

S.S. Francisco


Durante el Sínodo los medios hicieron su trabajo -había mucha expectativa, mucha atención- y les agradecemos porque lo hicieron con abundancia. ¡Tantas noticias, tantas! Esto fue posible gracias a la Sala Stampa (sala de prensa del Vaticano) que cada día hizo un briefing (conferencia de resumen). Pero a menudo la visión de los medios era un poco en el estilo de las crónicas deportivas, o políticas: se hablaba a menudo de dos equipos, pro y contra, conservadores y progresistas, etcétera. Hoy quisiera contar lo que ha sido el Sínodo.


Sobre todo yo pedí a los padres sinodales que hablasen con franqueza y con valentía y de escuchar con humildad, decir con valentía todo aquello que tenían en el corazón. En el Sínodo no hubo una censura previa, sino que cada uno podía –es más, debía- decir aquello que tenía en el corazón, lo que pensaba sinceramente. “Pero, esto hará discutir”. Es verdad, escuchamos cómo discutieron los apóstoles. Dice el texto (se refiere a una lectura leída antes de su catequesis): salió una fuerte discusión. Los apóstoles se gritaban entre ellos, porque buscaban la voluntad de Dios sobre los paganos, si podían entrar en la Iglesia o no. Era una cosa nueva. Siempre, cuando se busca la voluntad de Dios, en una asamblea sinodal, existen diversos puntos de vista y existe la discusión. ¡Esto no es una cosa fea! Siempre que se haga con humildad y con ánimo de servicio a la asamblea de los hermanos.


Habría sido una cosa fea la censura previa. No, no, cada uno debía decir aquello que pensaba. Después de la relación inicial del cardenal (Peter) Erdö (relator general del Sínodo), ha habido un primer momento, fundamental, en el cual todos los padres han podido hablar y todos escucharon. Era edificante esa actitud de escucha que tenían los padres. Un momento de gran libertad, en el cual cada uno expuso su pensamiento con “parresía” y confianza. A la base de los discursos estaba el “instrumento de trabajo”, fruto de una precedente consulta a toda la Iglesia. Y aquí debemos agradecer a la Secretaría del Sínodo por el gran trabajo que hizo sea antes que durante la asamblea. De verdad hicieron un buen trabajo.


Ningún discurso puso en discusión las verdades fundamentales del Sacramento del Matrimonio, es decir: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida. Esto no ha sido tocado. Todos los discursos fueron recogidos y así se alcanzó el segundo momento, es decir un boceto que se llama “Relación después de la discusión”. También esta relación fue realizada por el cardenal Erdö y articulada en tres puntos: la escucha del contexto y de los desafíos de la familia, la mirada fija sobre Cristo y el Evangelio de la familia, el contraste con las perspectivas pastorales.


Sobre esta primera propuesta de síntesis se desarrolló la discusión en los grupos, que fue el tercer momento. Los grupos, como siempre, estaban divididos por lenguas, porque es mejor así, se comunica mejor: italiano, inglés, español y francés. Cada grupo al final de su trabajo presentó una relación, y todas las relaciones de los grupos fueron publicadas inmediatamente. Todo fue dado por la transparencia y para que se supiese lo que ocurría.


En ese punto –es el cuarto momento- una comisión examinó todas las sugerencias emergidas por los grupos lingüísticos y se hizo la Relación final, que mantuvo el esquema precedente pero buscó incluir el fruto de las discusiones en los grupos. Como siempre, se aprobó también un Mensaje final del Sínodo, más breve y divulgativo con respecto a la Relación.


Este fue el desarrollo de la Asamblea sinodal. Algunos de ustedes pueden preguntarme: “¿Se pelearon los padres?”. No se si se pelearon, pero que hablaron fuerte sí, de verdad. Y esta es la libertad, es justamente la libertad que existe en la Iglesia. Todo ocurrió “cum Petro et sub Petro”, es decir con la presencia del Papa, que es garantía de libertad y confianza, y garantía de ortodoxia. Y al final con un discurso mío di una lectura sintética de la experiencia sinodal.


Por lo tanto, los documentos oficiales salidos del Sínodo son tres: el Mensaje final, la Relación final y el discurso final del Papa. No existen otros.


La Relación final, que ha sido el punto de llegada de toda la reflexión de las diócesis hasta aquel momento, ayer ha sido publicada y será enviada a las Conferencias Episcopales, que la discutirán en vista de la próxima asamblea, la ordinaria, en octubre de 2015. Digo que ayer fue publicada –había ya sido publicada-, pero ayer fue publicada con las preguntas dirigidas a las Conferencias Episcopales y así se convierte en Lineamenta del próximo Sínodo.


Debemos saber que el Sínodo no es un parlamento donde viene el representante de esta Iglesia, el de esta Iglesia, aquella Iglesia… No, no es esto. Viene el representante, sí, pero su estructura no es parlamentaria, es totalmente diversa. El Sínodo es un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda obrar. No ha habido un enfrentamiento entre facciones, como en un parlamento donde esto es lícito, sino un debate entre obispos, que vino después de un largo trabajo de preparación y que ahora proseguirá con otro trabajo, por el bien de las familias, de la Iglesia y de la sociedad.


Es un proceso, el normal camino sinodal. Ahora esta Relación vuelve a las Iglesias particulares y así continúa en ellas el trabajo de oración, de reflexión y discusión fraterna para preparar la próxima asamblea. Esto es el Sínodo de los Obispos. Lo confiamos a la protección de la Virgen nuestra madre. Que ella nos ayude a seguir la voluntad de Dios, tomando las decisiones pastorales que ayuden más y mejor a la familia. Les pido acompañar este recorrido sinodal hasta el próximo Sínodo con la oración. Que el señor nos ilumine, nos haga ir hacia la madurez de aquello que, como Sínodo, debemos decir a todas las Iglesias. Y sobre esto es importante vuestra oración.


06:38
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