Mikel Santamaría reflexiona sobre el amor:
En realidad, sólo el amor de Dios puede alcanzar la plena unión y mutua posesión del alma respetando, al mismo tiempo, la libertad y la integridad de la persona humana. Sólo el amor de Dios tiene la sutileza infinita necesaria para penetrar hasta el fondo de una persona sin destrozar nada de esa intimidad. Sólo el amor infinito y sin defecto de Dios satisface y justifica el dejarse pulir, comer, sin que ese abandono total produzca inevitables heridas y resquemores. En un amor puramente humano, sin referencia a Dios, ese abandono total termina casi siempre por traer, al final, la infelicidad, cuando se descubre que se ha vivido un amor «excesivo», que daña inevitablemente el alma, porque ha sido puesto en una persona humana, limitada, que no puede satisfacer el ansia infinita de amor que pide, y necesita, el desgarro total.
Todo amor humano auténtico es, en sí mismo, camino del amor a Dios. Si no, se corre el peligro de buscar en una persona limitada toda la comprensión y delicadeza, esa respuesta total a nuestras ansias infinitas de amor. Y esa respuesta, esa comprensión, esa delicadeza ilimitada, sólo es capaz de darla la Persona Infinita que es Dios. Por este motivo, en el amor entre hombre y mujer la entrega al otro cónyuge, que ha de ser «total», adquiere el sentido de una entrega a Dios. Y sólo así puede «soportar» el ser una entrega absoluta y total, ahora y «hasta que la muerte nos separe».
Por eso decíamos que lo ingenuo no es el pensar que voy a poder hacer feliz al otro dentro de veinte años. Lo ingenuo es pensar que puedo hacerle feliz ahora, y el mes que viene, sin tener en cuenta que sólo puedo recibir su entrega total si soy camino de su entrega a Dios. Él es el único que puede satisfacer todas las dimensiones de su ser. Y cuando lleguen los días en que yo no le hago feliz, los días en que resulta duro cargar conmigo, la felicidad se la dará esa fidelidad a un amor total y para siempre. Amor que, ciertamente, es locura -y por eso se expresa en la locura del sentimiento y de la carne- pero que no es irracional, porque tiene detrás al mismo Dios.
Publicar un comentario