He recibido una consulta de un lector, acerca de cómo era posible que hubiera variaciones en el sufrimiento de los condenados en el infierno. Ésta es mi contestación.
Estimado sr. X:
En mi modesta opinión (realmente en este tema que me pregunta no estoy del todo seguro y puedo equivocarme), considero que los demonios y las almas no cambian su estado esencial de condena y sufrimiento. Pero sí que caben cambios accidentales, según decidan hacer más mal o menos, contenerse o no contenerse en sus malas inclinaciones.
Lo que hace que alguien esté condenado eternamente es su decisión definitiva e irrevocable. Pero dentro de ese estado pueden tomar decisiones, buenas o malas. Las malas decisiones les conllevan más sufrimiento. Las buenas decisiones les evitan sufrimientos.
Pero no se arrepienten y vuelven a Dios. Porque lo que hace que uno esté condenado para siempre es no querer arrepentirse nunca.
Un saludo.
Padre Fortea
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